Así de vacíos nos quedamos los maestros/as cuando acaba el curso y nuestros "peques" se van de vacaciones. -¡Ya pasó todo! Nos decimos. Programaciones, planificaciones, proyectos, actividades, coordinaciones, evaluaciones, informes y un largo etc.
Siempre nos queda un nuevo septiembre con pilas totalmente recargadas y un montón de nuevas ideas para poner en práctica. Pero en nuestras vacaciones todavía seguimos pensando, analizando, planificando cómo hacer para que nuestra "Clarita" comprenda mejor la numeración, para que nuestro "Pedrito", al fin, sea capaz de leer y escribir o que nuestro "Luisito" mantenga despierta esa curiosidad incansable (nombres ficticios).
Esta profesión es una de las más maravillosas del mundo y aunque en muchas ocasiones nos encontramos exhaustos/as cada uno de nuestros/as alumnos/as nos deja huella para toda la vida.
Pues eso lo que me llevo, después de 3 añitos en el Cuba. Ahora me toca cambiar de cole, pero me llevo conmigo el recuerdo de cada uno de ellos/as, no sin preguntarme: ¿Cómo será su primer día de clase? ¿Qué cara pondrán cuando les digan que este año no estaré con ellos? ¿Qué dificultades encontrarán? ¿Lograrán superarlas? Me quedo tranquila porque confío en que nuestra"profe" Ana Belén estará con ellos y hará todo lo posible para que nadie se quede atrás.
A mí me toca comenzar una nueva etapa y con la ilusión de superar nuevos retos la comienzo.
¿Quién sabe si esto es un hasta pronto?